Hasta hace poco tiempo, no sabía que era la terapia ocupacional. Al igual que ignoraba que existiera esta profesión. Porque además, no sabía para que servía. Empecé a saber e informarme que había terapeutas ocupacionales cuando a un familiar, se le detectó una demencia. En poco tiempo contraté los servicios a domicilio de uno de éstos profesionales. Y entonces tomé mucho interés en saber que hacían con las personas que asistían. Y me enteré que éste colectivo de profesionales, ayudan a los más débiles de la sociedad. A los discapacitados físicos y psíquicos, a las personas con algún tipo de minusvalía, a los ancianos, etcétera. Y a toda aquella persona, que tenga algún tipo de discapacidad y que necesita las directrices de un terapeuta ocupacional para poder desarrollar su cotidianidad con la máxima normalidad.
Por eso esta disciplina, es tan bonita y sobre todo tan humana. Yo personalmente, me lleno a diario, al ver que mi familiar no retrocede en su enfermedad, se mantiene estable, ya que su terapeuta le aplica en cada sesión los métodos que correspondan para que la memoria no se deteriore todavía más, y le hace sentir más útil y feliz, intentando que no pierda sus habilidades cotidianas. Por eso me gusta la labor de la terapia ocupacional y sobre todo, admiro a las personas que han elegido una carrera tan humana de ayuda a sus semejantes.
Desde mi punto de vista es una profesión muy necesaria y en poco tiempo muy demandada. En una sociedad como la actual que olvida a los más débiles y desfavorecidos. Sí es cierto, que es totalmente desconocida y que necesita un gran impulso por parte de los afectados, los profesionales de la terapia ocupacional, los familiares y demás personas involucradas, para dar a conocer más ampliamente a la sociedad de nuestros días.
